21 oct 2013

500 palabras hablando de detalles para construir.

Los conocimientos básicos relacionados con la técnica que se enseñan en los primeros cursos de las escuelas de arquitectura, así como en los de los cursos superiores, pocas veces se integran en los proyectos que se desarrollan durante el proceso de aprendizaje.

En general, durante la carrera y, muchas veces después, en los trabajos profesionales el problema de la construcción se aborda de manera simplificada y contradictoria con la complejidad del enfoque global de los proyectos.

Tal vez, es porque la tecnología y la construcción se enseñan en un contexto científico y técnico un poco abstracto, de manera que los conocimientos que se van aprendiendo son difícilmente traducibles a las opciones de proyecto cuando, en realidad, técnica y forma son la misma cosa, tal como dice el profesor de la UPM Ramón Araujo  - www.estudioaraujo.es - en su tratado de construcción “La arquitectura como técnica” - de ATC ediciones vinculada a Tectónica. Añade además en el prólogo: “El edificio se debe concebir como el montaje de productos industriales y, hoy más que nunca, la arquitectura está determinada por las nuevas tecnologías. Necesariamente debemos abrirnos a su conocimiento, en el que todos los aspectos tienen que relacionarse para lograr respuestas integradoras”.







Cuando proyectamos, tratamos de parcelar los conocimientos y pocas veces tenemos una visión integradora de la cuestión. Es imprescindible saber cómo se hacen o cómo son las cosas, cómo se construyen o cómo van a condicionar “la forma”. Normalmente, cuando nos centramos en aspectos de composición abandonamos la técnica, que queda en un segundo plano, como si alguien, que no sabemos quién es, pudiera solucionar el problema. Eso sí, sin modificar ni una línea de lo que hemos planteado en nuestra fase creativa.



En ocasiones, no sabemos ni tan siquiera cuál va a ser el problema y, por tanto, proyectamos creando imágenes que difícilmente van a ser realidad tal como somos capaces de representarlas. La pérdida de credibilidad de nuestras propuestas, por la dificultad de materialización, es en muchas ocasiones es frustrante.


Un par de pasos, tan elementales como efectivos
Este trimestre tengo la suerte de dar clase en la Escuela de Arquitectura de Pamplona, de la Universidad de Navarra, y siempre trato de convencer a mis alumnos de que conocer el proceso, los materiales, sus limitaciones y funcionamiento es fundamental. No hay que aplazar el problema. Tener en cuenta el orden con el que se colocan en obra, nos va a ayudar a tomar las decisiones vinculadas a la escala y al nivel de concreción necesario en cada fase de proyecto.


















alumnos de Xavi Ferrés en UNEA

Reordenando las prioridades y simultaneando de modo transversal los conocimientos que ya tenemos, conseguiremos que el concepto arquitectónico y el constructivo avancen en paralelo, eso sí, tratando con anticipación las soluciones técnicas que ineludiblemente van a condicionar la”forma”.











José Miguel Díaz, Juan Roldán y Julia Lucas, alumnos de la UNEA de Pamplona redibujando sus detalles en la pizarra, después de comentarlos con el resto de compañeros de clase. Para detallar bien, en este caso es obvio, que hay que aumentar la escala y concretar, así no sólo haremos dibujos grandes, sino que el resultado serán “grandes dibujos”… 


Es un simple cambio de actitud…Sencillo?


Xavi    












9 oct 2013

A vueltas con un premio... O dos.

Cursos, talleres, exposiciones, actos de reconocimiento, premios y una variada semana de eventos se organiza desde hace 10 años por el Colegio de Arquitectos de Madrid. Una de las actividades más destacadas es la convocatoria de la X edición de los Premios COAM 2013, que tiene como objeto, según se explica en sus bases, “El reconocimiento de la calidad en la obra arquitectónica, de la buena práctica profesional y de las iniciativas ejemplares que hayan contribuido a la difusión de los valores culturales de la arquitectura”.

Recibir un reconocimiento así, a una obra terminada, es especial porque es un premio para arquitectos otorgado por arquitectos de tu propia ciudad. Por eso sienta doblemente bien.




















Uno de los premios ha sido para el edificio de la calle Almagro nº 9 de Madrid, antiguo edificio de la Mútua Madrileña que, una vez rehabilitado íntegramente, se ha convertido en la Sede de "Cuatrecasas - Gonçalves Pereira" en Madrid. Se trata de una obra de Antonio Ruiz Barbarín - www.arquimania.es - y de Francisco de Paz, GCA Arquitectos - www.gcaarq.com - dos estudios de organización muy diferente que se han unido para desarrollar el proyecto y que han obtenido un magnífico resultado.




He tenido la suerte de trabajar con ellos y sus equipos como consultor de fachadas en esta y en otras ocasiones y, después de estas experiencias, destacaría su interés por la excelencia en el resultado derivado del rigor en la toma de decisiones, en las fases de diseño y en la dirección de obra.











comparativa de los estados inicial y final muestra cómo se reinterpreta la planimetría de la fachada en chaflán

Rehabilitar un edificio en una esquina del centro de Madrid podría parecer un encargo tranquilo. Nada más lejos de la realidad. Las preexistencias que había que mantener, especialmente de los cambios de plano en la antigua fachada del chaflán y los encuentros con las edificaciones de las Calles Zurbano y Zurbarán, complicaron enormemente la cuestión.





















fotografía del proyecto al atardecer: la fachada se vuelve transparente relacionando el entorno con su interior

Algo tan fácil como articular dos fachadas con el perfil escalonado de la esquina, exigió numerosas propuestas, estudios y modificaciones hasta ajustar la fórmula final. El trazado de la fachada con todos los requerimientos técnicos de alturas de forjado existentes, sectorización de incendios, alineaciones, volumetría, una cuidada selección de los materiales, texturas y colores y una afinada composición, dio como resultado una obra impecable.









(izq) plano de fachada llano: perfilería y revestimiento están en la misma profundidad
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(dcha) en la fachada de la esquina se resuelve el chaflán con una sucesión de planos paralelos que parten de la línea 
de forjado y se proyectan hacia afuera, como hacía a su manera la fachada original 


Las múltiples capas con las que se resuelve la envolvente, desde las mallas de acero inoxidable de la piel exterior, el plano del acristalamiento y los demás componentes del interior, ayudan a recomponer el plano de la fachada a la vez que colaboran notablemente en la eficiencia energética del edificio. Es una obra cuidada en su ejecución y se ha apostado claramente por la calidad en los materiales de las fachadas exteriores y de las interiores en su versión más privada del edificio.


mallas de acero colocadas en el plano exterior de fachada: material escogido para uniformizar la fachada de día sin esconder el baile de planos en forjados y cerramientos de cristal; de noche, permeabiliza la vista sin dejar de tamizar la luz que viene del interior del edificio



Un último apunte. Si tenéis ocasión de visitar el edificio, veréis una magnífica escalera circular coronada por un lucernario, a través del cual pasa la luz que organiza el espacio y habilita unas interesantes panorámicas. El diseño de los espacios interiores es otra de las habilidades del equipo de arquitectos y merece la pena una visita aunque sea “furtiva”. 





























lucernario de la escalera circular revestida de vidrio genera un rico juego de reflejos y luces

En un estupendo libro de Antonio Ruiz Barbarín, también premiado en la X edición de los Premios COAM 2013, editado por la aseguradora Caser,  titulado “Setenta ecalones: la escalera en el tiempo y el espacio”, se describe la escalera de Almagro 9, como intensa, meticulosa y precisa, tal como se podría calificar el resto del edificio.


Xavi.